...Nooo¡! Qué va. Lo que yo quiero... con todas las malsanas ganas del materialismo histérico que en ocasiones me domina... es ser una ex-esposa (la tercera, la cuarta... da igual con tal de que la pensión post-divorcio no baje de los 200 mil euritos mensuales) del gran humanista llamado Silvio Berlusconi:
Berlusconi dará a su ex-esposa una pensión mensual de apenas 300 mil euros
Eso es tener olfato de largo alcance para los buenos negocios… y no pedazos (se estará diciendo Il Cavaliere… povero). No imagino cuán duro resulte vivir con Silvio Berlusconi, pero muchas mujeres han tenido que aguantar toda clase de patanerías y al final, lo más que han conseguido es divorciarse. Y es que como dice mi amiga Almudena (con Licenciatura y Máster en Economía), hay mujeres lo suficientemente listas para hacer negocios (y no se refiere a las emprendedoras, empresarias, profesionistas de tantas especialidades que a costa de mucho esfuerzo ha logrado destacar en lo suyo), y no cualquier negocito... sino el negocio de su vida… casarse para divorciarse y así asegurar manutención de por vida.
Verónica Lario
Así que la Señora Lario ha hecho -creo- el negocio de su vida, con todo y el oprobio vivido tras el destape de la escandalera de las bacanales y demás asuntos de dudosa honorabilidad con los que se ha relacionado al Premier Italiano: sale viva, guapa y en buena forma a sus 53 años al tiempo que se libra de un patán y arrogante. Y además, con esa plata bien puede encontrar alivio en algunas distracciones no necesariamente frívolas y en un descuido, hasta imitar a su ex consiguiéndose un muchachón más joven que ella y de buen ver. Con que no cometa el error de casarse con un vaquetón mantenido –como diría mi Santa Abuela- u otro patán como Silvio, pero pobre, ya la hizo
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