mayo 26, 2010

un prophète

Tahar Rahim en Un Prophète

Esclavitud: Un Prophète
por Fernando Zamora

Hay que ser cuidadoso con todas esas películas que, como parte de una campaña mercadotécnica dicen que "estuvieron en Cannes". Vale la pena distinguir en ellas las que han estado en competencia (como Biutiful de González Iñárritu), las que han participado en selecciones oficiales (como Abel de Diego Luna) y todas las otras estrenadas en muestras y eventos paralelos al Festival. Un Prophète de Jacques Audiard es buen ejemplo de lo que realmente es una película de Cannes. Puede uno leer en su trayectoria (como en la etiqueta de un buen vino) signos que hablan de calidad: fue nominada al Oscar como mejor película extranjera; ganó los premios BAFTA como mejor película en lengua no inglesa y, claro, el Grand Prix de Cannes 2009 (un dignísimo segundo lugar). En México, además, cierra el Foro Internacional de la Cineteca luego de Mean streets. Si Mean streets es el pasado del cine de vanguardia, Un Prophète apunta al futuro. Con ritmo frenético, esta película introduce al espectador en un conflicto de proporciones simbólicas.

Y es que Un Prophète habla de esclavitud. La mental y la física. Las cicatrices que marcan la espalda de Malik hablan más de su pasado que cualquier diálogo informativo. El carácter está hecho de cicatrices. Y las que muestra Cámara dos o tres veces no son gratuitas. Las de Malik, son las cicatrices que el colonialismo europeo ha impuesto a todos los extranjeros contra los que hoy levantan su xenofobia.

Los equilibrios de poder en Europa se están moviendo. Esta es probablemente la más política de las lecturas de la película. Gángsters o no, los "empresarios" de Europa van a tener que convivir con latinos, con africanos, con árabes. Sus esclavos han vuelto; no por venganza, sino por respeto. Como Malik.

Un Prophéte es metáfora de la realidad histórica del mundo. Lo es con sutileza poética: Un hombre muerto adivina el futuro del árabe que pregunta: ¿qué tienes para mí? El fantasma responde como en aquel poema: "!La nieve!"

Rahim regala a su personaje un orgullo y una dignidad que contrastan con sus ojos de niño travieso, con la resequedad de un arrepentimiento que recuerda al de Ricardo III. Es, sin embargo, la pujanza de Enrique V lo que le permite sobrevivir en la cárcel, que ha sido, su única escuela. Aquí Malik El Djebena se encuentra consigo, con el profeta de su propia transformación. Y un tiempo será "El Corso". Sólo por sobrevivir. Se irá transformando en "El árabe", ese que nietzscheanamente "llega a ser quien realmente es".

Como parece sugerir su lugar privilegiado en la programación del Foro, Un Prophète es el futuro del cine. Lo es por la precisión de sus cortes, por la estética de vanguardia y por la historia que cuenta. Pero sobre todo es el futuro porque en un presente en el que hay directores que se contentan con poner a actuar monitos por computadora, hay todavía hombres como Audiard que construyen mitos de dimensión olímpica. Hombres que saben que el futuro del cine es el arte: Cine. Actuación.

Un Profeta (Un Prophète). Dirección: Jacques Audiard. Guión: Thomas Bidegain, Jacques Audiard, Abdel Rouf Dafri, Nicolas Peufallit. Fotografía: Stéphane Fontaine. Música: Alexandre Desplat. Con: Tahar Rahim, Niels Aretrup y Adel Bencherif. Francia, Italia, 2009.

Publicado en Milenio

2 comentarios :

marichuy dijo...

Me quedé enamorada de este hombre, Tahar Rahim. "Un Profeta" no es un film bonito ni edificante. Es realista, hiperrealista... como la vida misma. Película estupenda, en mi humilde opinión.

marichuy dijo...

Lástima que "un Prophète" se estrenará en plena temporada de blockbusters veraniegos. Eso y el que su estructura y engranaje disten de ser como el de los típicos filmes carcelarios hollywoodenses, harán que pase sin pena ni gloria por las carteleras mexicanas. Una pena que el buen cine no sea del interés del gran público.